CANONES DE BELLEZA
Mi amiga Cristina está bastante
preocupada por su hija. Tiene 15 años y empieza a hacer tonterías
con la comida. Que si esto tiene muchas calorías, que si mamá me
veo gorda, que si sólo voy a cenar una ensaladita. La niña es una
niña guapísima, está muy bien y lo importante es que se le ve una niña
alegre y llena de vitalidad. Pero estamos en época de exámenes y
tambien hace deporte, así que el otro día se desmayó, se la
llevaron a urgencias, diez horas esperando, gasometría,
electro, análisis de sangre … Al final todo quedó en
un susto y parece que el susto la ha hecho escarmentar. De sus
mejores amigas, una tiene anorexia y la otra tiene bulimia.
Mientras la escucho pienso que son
cosas de la edad, pero no. No son cosas de la edad, son cosas de este
mundo en el que vivimos y que nos da tanto. Todo o casi todo. De esta
sociedad que no acepta a quien no está bajo los patrones de estética
que ella misma nos marca con revistas, con reportajes y con redes sociales. Suelo leer revistas de “corte femenino”, esas que llenan sus
páginas de modelos flaquísimas y tambien guapísimas a las que
entrevistan y que dicen frases tan vacías como “ mi mejor arma de
belleza es estar en paz conmigo misma” o “ para sentirme bella
sólo sonrío” mientras tú, lectora, sabes que se alimentan del
aire y se machacan en el gimnasio o con su entrenador personal.
Ayer, mientras leía un artículo rollo “ aparenta diez años menos” pensé ¿ Y por qué? ¿ Por qué tengo que aparentar diez años menos? Dios, el mundo moderno penaliza el cumplir años cuando, si no los cumpliéramos sería mucho peor ¿ no os parece? Claro que hay que cuidarse, claro que cuando uno hace deporte, cuida su alimentación y cuida de su aspecto exterior se encuentra mejor consigo mismo, se siente más cómodo. Y esto pasa por cremas, algún que otro retoque si te apetece, apuntarse a un gimnasio y otras muchas cosas. Pero no pasa por la obsesión que lleva a un desmayo, a urgencias y a otros trastornos mucho más serios y que causan desarreglos alimenticios y emocionales que tantos y tantos quebraderos de cabeza dan y tantas y tantos hospitales y clínicas llenan. Enfermedades del mundo moderno. Y a cualquier edad. Este mal ataca a los 15, a los 20, a los 40, a los 50 ó a los 70.
Y es que uno también se encuentra
mucho mejor cuando cultiva su cerebro, cuando lee, cuando estudia
idiomas, cuando se relaciona con los demás, cuando tiene inquietudes
intelectuales, cuando tiene una buena conversación en una sobremesa.
¿ Y por qué se escribe tan poco sobre
eso? ¿ Por qué tan pocas líneas dedicadas al cultivo de la mente y del espíritu?
Mientras veo INVISIBLES ( película
documental ganador un premio Goya y donde se rinde homenaje a la
labor de MEDICOS SIN FRONTERAS) me quedo clavada en el asiento. Sin
ninguna imagen morbosa, tan de moda y tan comercial en nuestros días,
pero narrando y mostrando realidades muy crueles y olvidadas, de ahí
el nombre, llegamos a la historia de los miles de desplazados en
Colombia. Una mujer cuenta a la cámara su historia, se sube en un
camión abarrotado de gente y de bártulos que se adentra en la selva
para trasladar a sus ocupantes a un nuevo emplazamiento donde
empezarán de nuevo su vida. Ella ríe y la cámara
muestra al espectador un primer plano riendo
a carcajada limpia. Y aunque dentro de este contexto va a parecer muy
superficial, la encuentro atractiva y muy guapa. Es una mujer fuerte,
a la que la vida la ha llevado ahí y que toma el toro por los
cuernos, orgullosa y luchadora, que mira a la cámara fijamente porque no tiene nada que esconder. Al igual que me pareció atractiva
la mujer boliviana que dejó a su familia allí y trabaja de sol a
sol aquí, o aquellas mujeres del Congo que han sufrido atrocidades
brutales pero que se ayudan una a otras y que siguen mirando a la
cámara fijamente porque quieren hacer llegar al mundo su historia y
lo consiguen a través de este documental. Mujeres que no saben de ácido hialurónico, de cremas antiaging ni de aqua fitness, pero igual o más atractivas que aquellas que si que saben de esto. Porque el atractivo,
aunque nos quieran hacer creer lo contrario todas estas revistas que
leemos y todos estos patrones a los que en mayor o menor medida
estamos sujetos, no es sólo aparentar diez años menos o tener menos
patas de gallo. Es una actitud ante la vida, un no dejarse vencer
aunque a veces resulta tan difícil conseguirlo.
Y mientras veo INVISIBLES, mientras las imágenes hacen que me quede clavada en la butaca recuerdo que esa mañana le he estado contando un rollo macabeo a la dependienta de una perfumería sobre mi piel para que me vendiera varias cremas faciales acordes a " mi problema". Y en esos momentos me siento, aparte de bendecida por la vida, ligeramente cretina.